Susana Díaz, ex presidenta del régimen andaluz, le dice a Vox que sí, que ella es una busca hueso.

Lo dice, en referencia a la ley de memoria histórica.

Lo que no dice Susana es que los suyos estuvieron durante casi 40 años, y no hicieron nada por buscar ninguno de esos huesos que encima, teóricamente, eran de los suyos.

Y digo teóricamente, porque en la práctica ha resultado ser todo lo contrario.

Qué facilidad tienen algunas y algunos, para cambiar de discurso en función de los intereses políticos de cada momento ¿verdad?

Y es que en el fondo, esto no es una cuestión de huesos, sino simple y llanamente, de cara dura.

De mucha cara dura, y mucha traición.

Así de claro.

Rafael Bueno.

Córdoba.

El Papa Francisco ha dicho que vendrá a España, cuando haya paz.

Y que yo sepa, en España no hay actualmente ninguna guerra, afortunadamente.

Pero si se refiere al independentismo catalán, pues ahí él lo tiene muy fácil de solucionar, porque ese desaguisado que al final sí que puede acabar costándonos un gran disgusto a todos, lo creó precisamente, su Iglesia.

Basta ver la mitad de las Iglesias catalanas con la estelada en sus campanarios, cómo se colocaron en ellas urnas para votar el independentismo, y las declaraciones de algunos Obispos catalanes.

Como ocurrió en el País vasco y que se llevó por delante a cerca de 1.000 víctimas inocentes y sus respectiva familias muertas en vida.

¿Hay alguna guerra nacionalista en la que no haya estado o esté metida la Iglesia Católica?

Muy pocas.

Ya está bien de la típica doble moral católica.

Ya está bien.

Rafael Bueno.

Córdoba.

Ya ha pasado un tiempo más que suficiente y ya han tenido ocasión los nuevos políticos de la Junta, para depurar aunque sea “en algo y por algo” al régimen ni socialista ni obrero andaluz.

Porque hasta la fecha,  nada de nada.

Canal Sur y Tom Martín siguen ahí haciendo de las suyas, y así, un larguísimo etcétera de organismos inútiles y de abusadores-opresores del régimen andaluz.

No basta con decirnos lo que hacían con un cuentagotas. Hay que levantar todas las alfombras, llevarlos ante los Tribunales y sobre todo, obligarlos a devolver lo “distraído”.

Y si los nuevos políticos no lo hacen mucho más pronto que tarde, los ciudadanos concluiremos que todos pertenecen a la misma casta, con independencia de lo que prediquen.

Así que mucho ojo, porque si no, en las próximas elecciones llegará sin duda, el merecido correctivo.

Córdoba.

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Rafael Bueno.