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marzo 2019

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Grandes Recuerdos – Ilusiones rotas – Compañía de María

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NO ES VENGANZA

Marzo 2019

Sentado, esperando el ATARDECER de una vida complicada, leo, despacio, porque no quiero entender las últimas noticias sobre ABUSOS SEXUALES que entristecen mis ojos siempre amigo de ilusiones… lloraré, pero no en silencio, los daños ocasionados a la infancia soñadora de ilusiones, a la juventud abierta a la vida idealizada, a la vida en definitiva… lloraré, pero no en silencio…

GRITARÉ, muy fuerte, por tanto daño silenciado… GRITARÉ, muy fuerte, por la cobardía en la madurez… GRITARÉ, muy fuerte, por dejar pasar los años sin decir la verdad… ¡¡CUÁNTOS ABUSOS SE HUBIERAN EVITADO!!

No habrá refugio para el que abusa…

No habrá comprensión para el que calla a conciencia de que su silencio perjudicará a muchos niños y jóvenes de generaciones futuras…

La prensa, seguro, es más inteligente que yo. Creo que debería poner sobre la mesa el SILENCIO, también RESPONSABLE, de los que con una madurez consciente han preferido la ocultación a la publicación JUSTA y PREVENTIVA.

…. No todo fue mentira… por eso esta pequeña historia rota de dolor sin rencor y llena de ilusión con esperanza…

Recuerdo los años 50-60-70, cuando los seminarios y conventos eran “sedes sociales de sueños de juventud”, administradas con dosis de tradición inmovilista.

Comenzaron en aquellos años las plantaciones de las, maliciosamente llamadas por algún intransigente, “frutas prohibidas del paraíso”.

El huerto iba progresando: aperturismo intelectual, moral crítica, religiosidad sin corsés.

El tiempo y las realidades sociales abrieron el libro de “petete” y fueron descubriéndose las verdades relativas, los axiomas conformistas, los muros con filtraciones:

Los IDEALES VIRTUALES, creadores de misticismos trasnochados, exigieron poder ser plasmados, concretados y personalizados. La FE, eterno don, pidió a gritos no ser manipulada y encorsetada. La OBEDIENCIA, arma de sometimiento, reclamó lógica. La POBREZA, rincón del buen vivir, exigió desnudarse. El AFECTO, disfrute del solitario, salió a la calle para sentir y vivir el calor de la luz.

El huerto iba floreciendo.

Comenzó la desbandada puritana… se rasgaron los sueños controlados, se agrietaron los muros, se rompieron los ventanales de opacas cristaleras.

Todo se tambaleó, como en el Gólgota… y las tristonas y empobrecidas realidades, ya sin disfraz y sin púlpito dictatorial, comenzaron a temblar.

Aparecieron las tentaciones disfrazadas de convivencia humana, las llamadas “comunidades” fuera del convento.

Aparecieron los relojes sin pilas y destrozaron “vigilias, laudes, tercia, sexta, nona, vísperas y completas”, bastaba con la intención, la calle pedía auxilio.

Aparecieron los sentimientos sin hábitos y vaciaron el sentido del escrúpulo pecaminoso; el tacto alcanzó la gloria y el sabor de la manzana no era tan malo.

Aparecieron, también, jóvenes con mente limpia, dueños de sus principios e ideales, que, contra la intransigencia hablaron, contra los señuelos extra conventuales recordaron sus promesas, sus votos y los compromisos con la Compañía.

Los caciques no querían ver, temerosos de que la cuadratura feliz del círculo les obligara a cambiar toda su forma de vida, falsa copia de lo que decían era “la llamada”.

Las aguas se separaron y algunos quisieron llamarse misioneros cuando en realidad eran desertores de su ideario; marcharon al otro lado donde les llamarían “padre”, “hermano”, “don”… prefirieron olvidar los sueños reales de juventud; prefirieron abandonar los muros silenciosos, ya sin hábitos, sin reglas, sin futuro… Dieron su voto a las “fundaciones” engendro del fracaso personal y colectivo.

Los sueños de adaptación de los años 70 sólo consiguieron, y no es poco, poner al descubierto el odio y el rencor de los conformistas, vividores de hábito rancio, refugiados en criaderos de aves y huertos urbanos.

La hipocresía, asignatura poco conocida pero muy antigua, nos puso de manifiesto que el ayuno se compraba con dinero santo, la bula y que el vino, con los postres, era potestad del “pobre superior”, que no del “superior pobre”.

Terminaron escribiendo libros de caballería porque eso era lo que daba dinero, permitía viajar en primera, celebrar sabrosos ágapes de caridad bien pagada y rodearse fuera de su ubicación natural, el convento, con lo más selecto de la economía seudo religiosa.

En aquellos años 70 se vendió la honradez y los principios. En aquellos años se quemaron las banderas que adornaban los ideales. En aquellos años murieron de tristeza personas carismáticas, por su personalidad y religiosidad, al ver y palpar la podredumbre interior de las comunidades y de las personas.

Se impartía justicia política como en la edad media, es decir, justicia compasiva que no ofendiese al superior y a la “regla”.

Esa justicia romana era la que repartía bondades siempre que hubiera unanimidad, a sabiendas que en España se andaba a tortazo limpio.

Con bandeja de plata y llorando, acudió “Chanca”, padre Francisco Gómez del Río, para trasladar que Roma estaba de acuerdo en ayudar a 18 profesores del Colegio Santa María del Pilar, y a sus familias, siempre y cuando la decisión se tomase en España por unanimidad. ¡Qué ironía! ¡Qué política!

“Chanca” lloró y mucho… poco después murió de tristeza.

Buenaventura, Agustín y adjuntos… su sentido de la libertad era llevar la palabra a la justicia laboral de aquellos años y así poder mandar a la calle, “por reunirse en cuadrilla” a la plantilla de profesores más querida y aceptada, en muchos años, del Colegio Santa María del Pilar.

Agustín Alonso y compañía ¿os acordáis “VOS” de aquella visita de Amparo, esposa de Ángel Alonso?… ¿os acordáis VOS?:

Agustín.- “Amparo, si Ángel viene y se pone a nuestra disposición no le faltara nada ni a él ni a vuestra familia”.

Amparo.- “Señor, nosotros somos personas sencillas; garbanzos para el cocido tenemos, para la carne ya madrugaremos y si mi esposo, Ángel, se hunde yo le cogeré de la mano y le levantaré. Buenos días”.

El rencor o el odio o los malos recuerdos o “las ganas de…” se marchitaron hace mucho tiempo. Ahora sólo queda la historia y la VERDAD que la Compañía me INYECTÓ.

La otra realidad es que la pena que marchitó a “Chanca”, MARIANISTA hermano, amigo y ejemplo, todavía pervive y día a día va carcomiendo el sueño de un Fundador que, como se dice “SI LEVANTARA LA CABEZA…”




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