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22

noviembre 2012

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Este no es país para discapacitados. Al parecer, no son muy productivos para un país en época de crisis.

Publicado por , Posteado enOpinión

Mientras ahí fuera se rescatan bancos, a mi madre, que tiene minusvalía y es totalmente dependiente, no la rescata nadie.
Hace años cayó en una enfermedad, tantos, que yo que tengo 17 años apenas la recuerdo caminar. Quienes nos encargábamos de cuidarla éramos mi hermano y yo, tal y como ella hacía con nosotros cuando aún éramos bebés. Con el amor más increíble del mundo. Yo era solo una niña y mi hermano, que tan solo era un adolescente, se hacía cargo de todo. Incluso, para llevarme al colegio, se perdía sus primeras horas de instituto. Pero la enfermedad de mi madre es degenerativa, y poco a poco iría empeorando. Durante muchos años hemos hecho de tripas corazón, sacando tiempo para todo, apañándonoslas como podíamos. Pero llegamos al punto en el que tuvimos que pedir ayuda y bueno, eso hicimos, según la ley de dependencia, nos pertenecía la ayuda de una persona que acompañara a mi madre, al menos cuando mi hermano y yo estuviéramos fuera, ya que el miserable sueldo que ella recibía lo empleaba para pagar el préstamo de una de sus operaciones. Todavía me sigo preguntando de donde comíamos. Al parecer, nadie se puso en nuestro pellejo, ya pudimos esperar años que nadie acudía en nuestra ayuda. Este no era un tema económico, no corría prisa.
Finalmente llegamos al punto en el que su vida dependía de una segunda persona, alguien que estuviera las 24 horas del día junto a ella. Ya que, algo tan simple como lo que es para cualquiera beber un vaso de agua, para ella era imposible. Ante tal situación y la larga eterna espera de algo que no llegaba, tuvimos que trasladarnos a otra ciudad, a casa de mis abuelos, separándonos de mi hermano, que debía trabajar.
Allí, nos ayudaría mi tía. Ella era autónoma y siempre andaba haciendo malabares para cuidar a mi madre. Su vida se limitó a su trabajo- el cual no podía dejar ya que como millones de españoles tiene pagos que hacer- y cuidar a mi madre, dejando de lado el estar con su familia, su rutina era, levantarse a las 6:30 de la mañana, ir a casa de mis abuelos, levantar a mi madre de la cama, darle el desayuno, irse a trabajar, volver a las dos a casa de mis abuelos a darle la comida, irse a trabajar de nuevo, y a las nueve volver del trabajo para acostarla, ya que yo, con tan solo 13 años no tenía fuerza para levantarla, y así día tras día íbamos afrontando los días con su ayuda imprescindible.
Esta situación era tan sumamente difícil, y dolorosa para mí, una niña que abandonó su casa, su hermano, sus amigos, su colegio, su infancia… que me movió a escribirle una carta al alcalde de mi antigua localidad, para hacer una denuncia ante la situación que estaba viviendo. Casualmente, justo al mes de mandar la carta, nos aceptaron la ayuda de la ley de dependencia, pero ya era tarde. Ya estábamos instalados en la nueva localidad, pese a eso, encontramos solución, la persona que cuidaría de mi madre sería mi tía, de este modo, sería ella la beneficiaria de esta ayuda y podría dejar su trabajo para dedicarse por completo a mi madre.
Al fin, tras una larguísima espera de años y años, pudimos respirar un poco. Mi madre, recibía esta pagan de la Ley la dependencia, que se trataba de un ingreso que le hacían a ella que utilizaría para pagar al cuidador, en este caso mi tía. Esta paga no era una paga puntual, solía retrasarse días, o incluso semanas. Pero al menos llegaba. El problema es que a día de hoy, llevamos 3 meses sin recibir esta ayuda. Y por supuesto, mi tía, tiene pagos que hacer. Y como derecho a estar trabajando, debe recibir su paga si quiere darle de comer a sus hijos y quedarse sin casa, y bueno, hasta ahora, hemos podido afrontar el problema pagándole con mis ahorros para la universidad, pero dentro de un mes, esos ahorros habrán acabado. Y mi tía, sin ningún otro remedio, tendrá que irse a trabajar donde sea. ¿Alguien me puede decir quién va a tumbar a mi madre cuando el cuerpo le duela hasta tal punto que no pueda más?
De nuevo, me vuelvo a ver en esta situación. Yo, una chica de 17 años, sin experiencia periodística, intentando dar la talla para que alguien me oiga. Alguien que se disponga a cambiar esta vergonzosa situación por la que pasan las miles y miles de personas dependientes en hay este país. Esto no se trata de una ayuda a nivel económico, sino a nivel social, porque ante todo están las personas. Y sinceramente, me apena gravemente que a día de hoy se haga ojos ciegos a personas que no están pidiendo esta ayuda por placer, sino porque realmente lo necesitan.
Por ello, hay algo que le quiero recordar a ciertas personas que regulan estas ayudas. Una persona dependiente, es aquella que si no tiene a otra que le dé de comer, muere.
Aurora Rodríguez Teruel.

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