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octubre 2013

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Sin empresas no hay empleo

Publicado por , Posteado enOpinión

No cabía aguardar otro resultado distinto, pues el incremento del paro durante el mes de septiembre era un todo esperado; cifra que vino a corroborar que para nada se ha invertido la tendencia a la destrucción de empleo, desautorizando asimismo la euforia del Gobierno, que lejos de interpretar el descenso de los últimos meses en adecuados términos de estacionalidad, se empeñó hasta la saciedad en traducir los datos de ese habitual vuelco de temporada en todo un síntoma de reactivación.

Si en toda acción de gobierno no resulta recomendable negar la evidencia, la situación llega a la estupidez política cuando los gobernantes huyen de la realidad porfiando en repetir sus errores, y justamente esta es la actitud en la que incurre el Ejecutivo del PP a la hora de evaluar el negativo alcance de sus medidas de empleo, pues en vez de asumir sin mas paliativos su adversa repercusión y proceder vía enmienda, sus miembros, en un embate de prepotencia deciden sacar pecho alardeando de tener en su haber los mejores datos de evolución estadística de los últimos tiempos, es decir, la actitud propia de quien en vez de tomar contacto con la racionalidad, opta por la dirección opuesta apostando por la perogrullada como refrendo a su nefasta política laboral
Por mas suplantación de competencias que se pretenda, los hechos demuestran que no es el Consejo de Ministros el referente de generación de empleo, sino las empresas y los empresarios; pero para que el papel de los agentes empresariales pueda llevarse a término, las medidas políticas de acompañamiento han de estar dirigidas a reavivar la economía, objetivo que no se logra con imperativos de austeridad a ultranzas o con la obstrucción de las fuentes de financiación, por cuanto tales prácticas, intensifican la caída de la actividad económica repercutiendo negativamente en el comportamiento del mercado laboral, aspectos que además de disparar el índice de desempleo acrecentan la volatilidad de la tasa de paro.
Para reorientar las políticas de empleo es ineludible un cambio de enfoque, una mudanza de perspectiva que pasa por tomar razón fidedigna de la realidad, por asumir que desde la aparición de la crisis económica fueron más de doscientas treinta mil empresas las que se vieron obligadas a echar el cerrojo a su actividad. Toda una escabechina en la estructura productiva, que mayormente, vino provocada por las sucesivas medidas de austeridad impuestas desde el Gobierno con la excusa de adelgazar el déficit público y reactivar la economía, pero que por incompatible finalidad de postulados surtió el efecto contrario provocando una parálisis en el crecimiento; enrevesada reacción, que además de socavar los pilares del tejido productivo incrementó aún más el ya elevado nivel de desempleo.

Atendiendo a esta coyuntura, resulta irrefutable concluir que el desorbitado desempleo que padece el país, no es algo aislado ni el flujo de una eventualidad incidental, sino la consecuencia directa de una manera equívoca de concebir el desarrollo económico, de ahí su complejidad; pues no se debe obviar que sus causas son efecto directo del desmantelamiento empresarial suscitado por el inadecuado tratamiento aplicado a la recesión económica.
Desatinos que derivaron en una fatal combinación, cuya subsanación obliga a establecer remedios integrales, es decir, respuestas sistémicas de crecimiento, pues al margen de anecdotarios como la inútil reforma laboral, hay que aplicar fórmulas efectivas capaces de motivar la reactivación, y ese que no otro ha de ser el camino a seguir, ya que lejos de toda conjetura hemos de sentenciar que sin empresas no hay empleo.
En esta línea, los pasos deben dirigirse a forzar un cambio en el patrón de crecimiento de nuestra economía, que por eficacia funcional, se obliga a contar con el acompañamiento de un plan de ordenamiento y diversificación de los sectores productivos, y la implícita transformación de los canales de financiación de las actividades empresariales, una nueva programación de estabilidad, que dejando atrás el actual deterioro facilite la consolidación de alternativas de evolución. Esta resolución es obligada, como réplica social a las recusables e infructuosas medidas políticas aplicadas por el Ejecutivo del PP, que en el transcurso de su mandato, no hizo mas que promocionar la economía de casino favoreciendo la especulación financiera de los mercados y de las entidades bancarias en detrimento de la economía productiva, en cuyo ámbito la destrucción de empleo tomó idéntica suerte que el desmoronamiento empresarial.
El objetivo no se plantea fácil, debiendo asumirse que esto no se resuelve a corto plazo, pero también admitiendo que de persistir en la tónica actual, el largo plazo será el punto de encuentro de un desierto empresarial donde la falta de soluciones de empleo se mezclará con la pobreza, para forzar el tránsito colectivo camino de la emigración.



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