Las políticas populistas acaban dividiendo la sociedad: la perteneciente al “Régimen modernista, Puerta del Sol” y la otra conocida como “nuevos comedores sociales para la clase media y obrera”.

A veces el mecanismo para “okupar” la Presidencia de un Estado es poner en marcha la maquinaria del “populismo”: Uno figura, otros ascienden, muchos hacen de “cla” y la mayoría silenciosa va pidiendo un hueco en los “comedores sociales”.

El “figurante”, ni muchos menos Hombre de Estado, lee los discursos que le han preparado, reforma las normas en base a las instrucciones de los “okupantes”, es decir de los que le han colocado la silla presidencial y para más vergüenza decide siguiendo los principios de los que se sienten extranjeros en su patria.

La nueva moral del populismo trata de imponer sus ideologías minando poco a poco los principios, las costumbres y las voluntades de la famosa mayoría silenciosa, que tiene miedo a perder el pan, aunque sea duro.

La Figura representativa del Estado pasa a ser “el muñeco de las marionetas”, manipulado por diversas manos “precisas”, conocedoras de la finalidad última: “la alucinación populista”.

En silencio, sin hacer ruido, la sociedad, que ve el amanecer todavía negro y el atardecer oscuro, BUSCA LA SENSATEZ de aquellos hombres de Centro, de Izquierdas, de Derechas (eufemismos trasnochados) EQUILIBRADOS, PRUDENTES, ESPAÑOLES. Hombres que no se convirtieron en estatuas de sal porque, caminando, MIRABAN y LUCHABAN POR UN PAÍS PROMETEDOR y SIN RENCORES.

Pedro, Pablo, futuribles interesados, ¿les duele la libertad ajena?, ¿les duele la religiosidad popular?, ¿les duele la pluma de Cervantes?, ¿les duele aquello de UNA, GRANDE y LIBRE?… ¿QUÉ LES DUELE?…

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Parece ser que la Eutanasia es otra de las prioridades del nuevo gobierno de Pedro Sánchez.

Lo más grave de esta “toma en consideración de la proposición de Ley para la regulación definitiva de la Eutanasia” es que se hace en contra del criterio de los Colegios Profesionales de la Medicina.

La conciencia de la muerte puede que sea una realidad en determinados casos muy selectivos y, dentro de ellos, un muy reducido grupo es capaz, “voluntariamente”, de tomar decisiones finales.

Las primeras preguntas que yo haría a los políticos es la referida a los sujetos que vayan a poder tomar la decisión de aplicar la Eutanasia: ¿El interesado?… ¿Los padres o tutores?… ¿Influye la edad del paciente?… ¿Quién aconseja o prescribe la toma de decisión?… ¿Quién da el visto bueno?…

Desear la muerte o suicidio por enfermedad que “alguien presupone incurable” o desearla por situación sicológica personal extrema… ¿Dónde nos encontramos?.

La medicina es esperanza. La vida es ilusión…

La medicina es realista, consciente, cercana, amable… A eso se llama “CUIDADOS PALIATIVOS?

¿Cuántos del conglomerado Parlamentario has asistido a enfermos terminales?…Yo he visto, en muchos de ellos la sonrisa apacible; he sentido el apretón de sus manos frías llenas de afecto; he contemplado su mirada pidiendo compañía… YO NO HE VISTO EN NINGUNO DE ELLOS EL DESEO DE MORIR, firmando un papel con destino al Registro Civil.

En todos los casos, y son muchos, he visto a personas que sonreían a sus enfermeras, a sus doctores, conscientes de la situación… he visto llorar a los profesionales cuando, a pesar del momento, sentían la mano esperanzadora pidiendo irse en paz… acompañado…

Eutanasia o suicidio tramposo es la decisión de una sociedad que prioriza la muerte… de una sociedad en la que el individuo no cuenta… de una sociedad que invierte en medicina y no da esperanza… (¿)

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