Tengo que decir que mi abuelo no era de izquierdas, ni de derechas, ni de centro, que no existía, ni del movimiento, ni de falange… era cargado de espaldas, con manos rugosas, mirada fija, limpia y firme, aspecto duro, en apariencia porque frecuentemente pequeñas lágrimas limpiaban sus mejillas.

Mi abuelo era un poco “pícaro” por eso le decían “viejo”; si hubiera sido más joven le habrían llamado “avispado”, “aprovechado” porque era “listillo”, podría haber desentrañado la situación política catalana o valenciana y descifrar aquello de “que si se juntan ‘Sis es pot’ con ‘jus for sil’ y se abstiene la ‘cap’ pueden empatar a votos con ‘tot es pot’ y ‘just for men’”

En política, en España, hoy, ahora, a los barones jubilados les llaman “viejas glorias”; mañana, en las lápidas de muchos jóvenes, que se dicen políticos, sólo pondrá “aquí yace un político pasado y caducado”.

Mi abuelo soñó con dedicarse a la política. Alrededor de su mesa imaginaria siempre colocaba dos copas, una botella de tinto bodeguero y, a su lado, cerca de él, un lomo ibérico de bellota.

Bajaba la cabeza y con voz cavernosa realista susurraba: “¡Bebed… bebed…! ya os diré yo cómo sabe el lomo”.

El último consejo de mi abuelo fue muy propio de su idiosincrasia: “Si queréis que os recuerden sentaros rodeados de personas que ya estén “hartas”… Si, al contrario, queréis que os olviden, guardad el jabugo a buen recaudo… los demás, ¡qué beban!… ¡qué beban!… para después llorar y olvidar”

¿Verdad que mi abuelo era listo?

(Del Libro «Crónicas de Borrador»)

Qué lejos estamos (afortunadamente) de la época del abuelo de Pablo Iglesias Turión. Manuel Iglesias Ramírez. Momento en el que internet no acercaba verdades ni te ponía al día de las proezas y bajezas de la gente.

Odiar el régimen de Francisco Franco y comer del mismo. Eso es lo que al parecer han venido haciendo los Iglesias.

De lo que no se han desprendido es de la camisa de la obscuridad marxista, leninista que tanto chirría en Europa.

Manuel Iglesias Ramírez, Francisco Javier Iglesias Peláez, y Pablo Iglesias Turión. Abuelo, padre y besucón de Podemos.

Sacas. Y otras verdades. Son las que han sacado a la luz periodistas que se han atrevido  Alfonso Rojo y Eduardo García Serrano a quienes  Javier Iglesias Peláez ha intentado llevar a los Tribunales por difundir la vinculación de este con el FRAP. Una organización que asesinaba a Policías y Guardia Civiles.

La verdad llama a la puerta y necio aquel que mira para otro lado. Hay un antiguo dicho que dice “De casta le viene al galgo” y por mucho que se empeñen en apostillar interesados que con ellos no va el Régimen del Dictador comieron…bebieron… usaron poltrona y hubo quien… llamó en su momento a la puerta convenida para que le fuera conmutada la pena. Otros que ciertamente mostraron ideas limpias; hace años que pasaron a mejor campo.

Ir de sobrado que no es lo mismo que sobrero es lo que se otea en el panorama Hemiciclo.

Resulta de análisis ver llegar en formación (casi coreana) a los miembros de Podemos rodeando al “líder”.

Acostumbrado este a su vocabulario personal; cierto que le ha debido dar de revés verse desplazado por dos partidos moderados.

Estrambótico. Faltando a los buenos modales. Hay que reconocer que la culpa no es “toita” suya-de ellos. Si no también de aquellos que les dieron el voto y quienes les auparon en medios escritos, onda y televisivos.

Y ahora…

Cada día es una espera al esperpento de las ocurrencias.

La pregunta sería para ciertos políticos tocados de ala ¿creen merece la pena haber puesto en bandeja a la formación Podemos su implantación nada moderada?

¿Investidura?

¡Cordura!

Es lo que esperan los españoles que vivieron épocas a las que no cunde reproche. Los reproches de haberlos serían para el hoy.

Para los subproductos del odio.

¿Pueden…?

Mejor NO.

Carmen Amigó y Pérez-Mongay