Andújar

Este año 2016 con inquietud hemos recibido la, siempre festiva, conmemoración del Día de Andalucía:

• El paro acuciante.
• La imparable marcha  de nuestros jóvenes para buscar trabajo en otras lejanas latitudes.
• La incertidumbre social
• La inquietante realidad de muchos de nuestros ayuntamientos dirigidos por personajes un tanto extraños e incluso antidemocráticos y, en algunos casos, con escasa preparación sociopolítica.
• La situación de España que no se consolida
• Las cada vez más frecuentes situaciones en las que se pierde aireadamente el respeto a:
  • Personas, instituciones, símbolos, tradiciones y creencias.

Todo esto crea un ambiente de desasosiego en el que los interrogantes se multiplican.

Sería una pena que en Andalucía y en toda España poco a poco:

• Se fuese diluyendo las realidades democráticas.
• Se fuese diluyendo la libertad, que es tan importante para todos.
• Se fuese perdiendo el afán común de convivir en paz.

Y aparecieran en nuestro horizonte las tonalidades grisáceas que pudieran indicar que la democracia se desvanece.

Da pavor el sólo pensar en este realidad, pero no podemos seguir descuidando el cuidado que hemos de tener con éste grandioso tesoro; un tesoro tremendamente preciado pero a su vez tremendamente frágil. Actualmente hay muchos españoles y andaluces incluso en nuestras instituciones dispuestos a romper el sistema a transgredir y eliminar de nuestras vidas la gran conquista conseguida en los años 70.

Conquista conseguida:

• Con esfuerzo y con sangre.
• Con valentía y con espíritu de convivencia.

Esperemos que estas nubes, aunque oscuras y peligrosas, no lleguen a ser una realidad y España y Andalucía puedan seguir celebrando: sus autonomías, sus fiestas democráticas, su amor por la libertad, su aprecio a la paz, su defensa de los valores, su bienestar y su convivencia cordial.